Charly Sinewan viajero incansable por esos mundos de Dios.

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A los diecinueve años compró su primera moto y lo primero que hizo fue irse de viaje con ella, cargada hasta los topes con pulpos cogiéndolo todo. Aquel viaje le gustó mucho, quizá demasiado como para no dejarlo. Desde entonces no ha dejado de viajar en moto, por España primero, Marruecos después hasta que en 2009 comenzó el gran viaje de su vida, el que le hizo cambiar todos los esquemas hasta conseguir dedicarse exclusivamente a viajar por el mundo en moto.

Charly Sinewan

Charly Sinewan

En estos años lleva 50 países recorridos, por cuatro continentes y más de cien mil kilómetros, aunque todos esos datos dan igual. Lo importante es la cantidad de experiencias acumuladas, el cómo ha alargado el tiempo y por tanto, la vida.

Su objetivo es terminar de dar la vuelta al mundo por etapas. Una vuelta lo más completa posible y sin prisas, saboreando bien cada país porque siempre que abandona uno, lo hace con pena.

En febrero de 2015 ha comenzado la 8º etapa de la vuelta al mundo. Ha partido desde Madagascar y el objetivo es avanzar hacia Europa, completando la parte este de África que aún no ha visitado.

Sus seguidores le acompañan, le animan, le miman y le ayudan y su marca comienza a superar los entornos moteros. No es de extrañar, cumple todos los requisitos de ese nuevo arquetipo de hombre que transmite humildad, solidaridad, atractivo no intimidante y desaliño funcional y que, encima, maneja la comunicación con maestría: escribe las reflexiones íntimas e intensas propias de semejante periplo, pero al instante las neutraliza con sentencias que apuran toda la retranca que uno puede permitirse en África, el continente por el que ha comenzado su vuelta al mundo definitiva y en el que ya lleva un año.

Además, su historia tiene otros elementos llamativos. El hecho de que la suya fuese una vida cómoda, que muchos se esmerarían en conservar y a la que ha renunciado en busca de un “éxito” de otra condición, más acorde con la sensibilidad post crisis: fue socio fundador de la empresa de servicios inmobiliarios Bonsai, dedicada a la venta de inmuebles de lujo, “las cosas, -dice de nuevo sin soberbia- nos iban bien”. Esa buena situación le permitía trabajar durante medio año y rodar los seis meses restantes para poder conocer mundo.

Lo mejor que podéis hacer, es visitar su web que está repleta de vídeos e historias. Este es un buen tipo.

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